martes, 13 de abril de 2010

Primera toma de contacto con la burocracia

Ver como, poco a poco, todo lo informe va tomando una extraña forma. Una amalgama eminentemente onírica va despellejándose de su substrato idealizado y se va limando con la dura mueca de la realidad. Es el momento en el que el futuro deja de ser nostálgico y deja paso al híbrido presente, con un pie en la ensoñación y otro pie en la suculenta existencia de lo realizado.

Nostalgia por el futuro, dolor por el retorno de lo futuro; todo parece una sarta de mentiras y aparentes perogrulladas. Nada más lejos de mis pretensiones. Hay nostalgia por el futuro, ¡y tanto! Cuando uno sueña con tanta fuerza que el ensueño, soñándose a sí mismo, se torna en una realidad tan posible como nuestro presente, sucede que lo onírico deviene en posibilidad, en realidad totalmente posible en lo más hondo de nuestras aspiraciones vitales.

Cuando el soñador se da de bruces contra la realidad, cuando el viaje hacia tierras lejanas queda suspendido en pleno vuelo por el grito del encargado desde la translúcida oficina; es entonces cuando el hombre siente dolor por el abandono de su viaje en pleno vuelo, es cuando siente el dolor por el retorno a aquél futuro totalmente posible en las horas más monótonas de la cotización en la Seguridad Social.

Cuando abandonamos la nostalgia por el futuro -siempre perfecto- parece ser que es el momento en que lo ensoñado deja de provocarnos ardientes punzadas en las arterias por culpa de su maldita lejanía, más allá de los lóbulos cerebrales. El momento en que el contenido amasa, inexplicablemente, la forma de su continente; el preciso instante en que lo soñado se pervierte, deja su idealidad onírica para pasar a ser una realidad caduca. Un realismo que no deja de estar reflejado en un ideal. Una perversión que significa la creación, en otras palabras, la salida al mundo, la toma de contacto con el polvo mundano, el sueño hecho realidad.

PS: hoy, primera toma de contacto con la burocracia. Pasado mañana es el último día para entregar mi solicitud de "toma de contacto" con la Universidad de Islandia, una paparruchada, pero por algo se empieza.