martes, 1 de junio de 2010

Islandia, un país pequeñito con un buen par de (ejem) cojones.

He recibido muy poca información sobre lo sucedido en el Mediterráneo oriental, seguramente ésta estaba, para bien o para mal, politizada e interesada. Aún así, cabe resaltar lo sucedido en este pequeño país que, en contra de lo políticamente correcto, se ha posicionado. Islandia va a decidir cortar las relaciones económicas o políticas con Israel.
Y es que ya está llegando demasiado lejos este decoro asfixiante que caracteriza a Europa. Sus políticas se decantan claramente , o eso aparentan, hacia los tópicos que los definen. Eso por lo que respecta a su especulación, por lo que atañe a la acción... suelen ser bastante grisáceos. Algo que sorprende, pues sus impulsos especulativos están bien definidos. En esa amalgama de blancos y negros que se produce cuando los gobiernos Europeos actúan, o dejan de actuar, se entreve una clara decisión escondida bajo la tolerancia de la dialéctica mal entendida. En resumen, que la dialéctica conciliadora y grisácea debería reservarse para el momento de la especulación y la decisión, siempre decantada hacia un lugar concreto, debería determinarse en el momento de la acción.
Aplicándolo al caso concreto de lo que hoy nos atañe: deberían dejar el decoro político en el WC y posicionarse, para respaldar o condenar, ante los hechos del Mediterráneo oriental. Claro, quizás con la pérdida del decoro político salta por los aires esa pretendida unidad de lo que siempre ha estado desunido. ¿Esto de la unidad de Europa va a durar mucho más? Si ésta se fundamenta en el decoro político, entre otras cosas eminentemente económicas y supuestamente pacifistas, creo que sí. Los hábitos cuestan de abandonar porque son eso, hábitos. Vaya escape más típico me acabo de marcar.

Sin más, os dejo con la noticia.